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miércoles, 26 de junio de 2013

ROSAS CON ESPINAS

Después de la noche incierta
vislumbraré un nuevo día
con el color rojo sangre, su luz
descubrirá tu lecho
sembrado de rosas y espinas
rodeando tu frente, tus muslos, tu cuerpo;
crucificada a tu cama.

Y besaré cada pétalo tuyo,
tus cabellos, tu carne y tus huesos,
y beberé de tu sal licuada,
hallando en ella tu lengua voraz
que nada deja al azar.

Después de la muerte, me das la vida.
Después de la vida me das la muerte.

Tras la cohabitación, quizás venga
un deseo imperioso de dulce muerte,
una suerte de proyección:
el final de las cosas dadas.

Siempre seré tu prisionero
de las rosas trepadoras de tu cuerpo
blasfemando contra la certeza,
y haciendo caso omiso
del dolor placentero de tus espinas
que rodean tu cuerpo culposo.
En ti hallaré la vida pasar
para descubrir, de nuevo,
la luz y la oscuridad.

Después de la muerte, me das la vida.
Después de la vida, me das la muerte.


© Guillem de Senent. Todos los derechos reservados. 24/06/2013

2 comentarios:

  1. Precioso poema, sangrante de amor y pasión. Es la fuerza del amor.
    Un beso, Guillem
    Carisdul.

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  2. Gracias por tu comentario, Carisdul. Un saludo.

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