Me
abismo a ti, caigo,
desdibujo el aire,
surcos, olas que se mueven
despacio,
pliegues de las sábanas
en la penumbra
del amor exigente que
rodea el cuarto
salvo por el velón de
tímida llama
que ve, o no ve, o finge
que ve.
Al final, no hay más
abismo
que el vértigo de tus
curvas
donde me llevan a tu
espalda,
donde empieza o acaba
en glúteos redondos
elevados, no me evado,
toco y estallo en llamas
resplandeciendo en tu piel
canela.
Sencillamente quiero una
unción
de tus labios con los
míos,
bautizo celestial de dos
almas;
abertura, convexo,
cóncavo,
explosión, agujeros
negros, evasión,
la eternidad,
la quietud y
la meditación.
Guillem de Senent. Todos
los derechos reservados. 07/09/2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario